Algo había pasado durante la noche. Una extraña sensación dolorosa en algunas partes del cuerpo se correspondía con una sospecha que cada vez se volcaba más hacia el lado de la certeza: alguien había estado en ese dormitorio. Como si fuera poco, el hecho de exigir la memoria para encontrarle la razón a los inexplicables raspones que surcaban la piel, daba cuenta de algo aterrador ya que en la medida que el recuerdo se esclarecía, saltaba a la luz que la plena intimidad nocturna había sido vulnerada por una presencia no humana aparecida de la nada...
Por Sebastian Aranguren
Independientemente que lo anterior incurra en un relato de ficción, lo apuntado en esas líneas es parte de una experiencia común que distintas víctimas, blancos o “elegidos”, según se considere, sufrieron a raíz de una manifestación aun hoy no debidamente explicada y que se asocia con los visitantes de dormitorio, tal como se ha dado en llamar a estas presencias que conforman una suerte de preludio de la abducción.
La interpretación que especialistas hacen de este fenómeno se asocia con la presencia de seres que someten a quienes visitan, sobre todo mujeres en edad de concebir, a pruebas de apariencia científica que bien podría tener como fundamento afrontar dificultades de reproducción que aquejarían a determinadas inteligencias.
El inconveniente que trae aparejado esta situación es que las víctimas de los visitantes de dormitorio suelen sufrir la incredulidad de los que no aceptan el relato de una situación en verdad alucinante y, por lo tanto, prefieren encerrarse en el silencio y sobrellevar desde allí la increíble experiencia que vivieron una noche que no olvidarán jamás.
Dos investigadores argentinos encaran un estudio profundo y minucioso con quienes fueron objeto de esas vistas, las que constituyen una realidad concreta y más frecuente de lo que uno pueda imaginarse: los casos que empezaron a registrarse hace unos 25 años en el barrio porteño de Villa Devoto, hoy tienen su correlato en distintas localidad de la Zona Norte del Conurbano bonaerense.
Sin explicación racional
Liliana Flotta y Eduardo Grosso, directores del Instituto de Parapsicología Investigativa, son los estudiosos argentinos que se encargan de profundizar sobre estos fenómenos desde que circunstancialmente una mujer vecina de Villa Devoto, se animó a descorrer el velo de un recuerdo que la atormentaba. No imaginaban por entonces que tras ese relato, una serie de casos similares con escenario en la misma geografía porteña, iban a explotar como un hormiguero para acrecentar el misterio.
En diálogo con Expedientes Secretos, Grosso y Flotta aseguraron que las experiencias de que sufren los “visitados” conforman auténticas “historias de terror que dan lugar a gente incomprendida que no le encuentra explicación racional a lo que han padecido”.
Flotta afirmó en ese sentido que “no son alucinaciones ni encuadran en el Síndrome de la Memoria Falsa y tampoco en el fenómeno psicofísico denominado ideoplastía”, a la vez que Grosso consideró que el fenómeno del visitante de dormitorio “es el preludio de la abducción, aunque aun no se sabe si esa abducción es extra o intraterrestre”.
“Desconocemos la razón por la cual se dan varios casos en un lugar determinado” precisó Flotta, tras aseverar que así como en un momento Villa Devoto parecía ser el epicentro de esta actividad, ahora la casuística se ha corrido unos kilómetros hacia el norte del Gran Buenos Aires, para ubicarse en las localidades de San Martín, Martínez y San Isidro.
En Martínez y San Isidro, según la investigadora, “recibimos los casos de tres mujeres que viven casi unidas por una virtual línea recta”, a la vez que al ser consultada sobre cual es el concepto que le cabe a las “visitadas”, puntualizó que “en algún punto son elegidas”.
Por su parte Grosso subrayó que las experiencias relatadas por los distintos protagonistas “no revelan ningún vínculo con el entorno terrestre conocido” y apuntaló ese criterio con una prueba incontrastable: los visitantes “son detectados cuando atraviesan paredes o queman elementos”.
Extraña luminosidad azul ¿Pero de qué se trata la incursión de los visitantes de dormitorio? Grosso destacó que son “experiencias muy reales que vivencia el testigo y que le significan profundas secuelas físicas y psíquicas”. En todo caso conforman episodios de extrañas e insólitas características que encima suelen repetirse con una misma persona y en una misma familia.
Una apretada síntesis de cómo suelen darse las visitas contempla que el testigo, sólo o en pareja, empieza a ver sobresaltado su sueño con destellos en su habitación y el encendido por sí solo de aparatos electrónicos. De estar acompañado, el protagonista nunca logrará hacer despertar a su pareja y enseguida se verá invadido por una luz azulada.
En paralelo con esa situación, comienza a sentir rigidez muscular severa al extremo que lo único que puede mover son los ojos y mientras un sonido persistente anula su oído derecho, una o varias figuras fluorescentes irrumpen en la habitación atravesando las paredes. Uno de los seres, de cabeza muy grande y sin boca, se pone cara a cara con el aterrado testigo que se ve invadido por una situación de tranquilidad: percibe algo familiar en esa entidad, como si fuera alguien al que conoce de siempre.
Lo más traumático comienza con la parte “científica”, por así decirlo, de la visita. Empieza la introducción de sondas, extracción de sangre y punciones en los ovarios a través del ombligo, en el caso de las mujeres, y de esperma, en los hombres.
La visita culmina cuando la entidad hace que el protagonista vea por una suerte de transmisión telepática, imágenes apocalípticas de una tierra sin vida. El ser y sus congéneres desaparecen nuevamente atravesando la pared, en el preciso momento que el visitado empieza a recobrar la movilidad de sus músculos.
“Todos los testigos coinciden que la apariencia del ser que se les presenta en el cuarto es como si se tratara de un insecto grande -aportó Grosso- y los describen delgados, de unos 80 centímetros de altura y a la piel, que es gris, -añadió- se la siente caliente y húmeda”. Los testimonios recolectados hasta ahora por Grosso y Flotta los ha llevado a despuntar una teoría acerca de las motivaciones de esas visitas. “En los casos que investigamos -sostuvo la investigadora- se registra un porcentaje importante de mujeres que perdieron su embarazo entre el tercer y cuarto mes”.
Fuente:
http://www.popularonline.com.ar/nota.php?Nota=523547
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