En 1604, una nueva estrella apareció en el cielo nocturno y llegó a ser mucho más brillante que Júpiter. Sin embargo, su brillo se fue atenuado en el transcurso de varias semanas, hasta que acabó por desaparecer. Este evento, una estrella "nueva" pero efímera, una nova o más específicamente una supernova, fue presenciado por astrónomos de la época, incluyendo al famoso Johannes Kepler. Siglos más tarde, los restos de esta explosión estelar se conocen como el remanente de la supernova de Kepler.
Los astrónomos han estudiado durante mucho tiempo el remanente de la supernova de Kepler, y se han hecho muchos esfuerzos para determinar qué sucedió exactamente cuando la estrella explotó. Un nuevo análisis de larga observación realizada por el Observatorio de rayos X Chandra de la NASA está proporcionando ahora más pistas. Este análisis sugiere que la explosión de la supernova no sólo fue más potente de lo asumido hasta ahora, sino que también pudo producirse a una distancia mayor de lo que se pensaba.
La mayoría de los remanentes de supernovas de tipo Ia son muy simétricos, pero el remanente de la de Kepler es asimétrico, con un brillante arco de emisión de rayos X en su región norte.
El brillo de ese arco de rayos X puede explicarse de dos formas. En un modelo, la estrella pre-supernova y su compañera se movían a través del gas interestelar y perdían masa a un ritmo significativo, a través de su emisión de viento estelar (un flujo de gas a elevada temperatura expulsado por una estrella), creando una onda de choque arqueada, parecida a la que se forma en un estanque con el avance de una barca por el agua. Otra posibilidad es que el arco de rayos X sea causado por los "escombros" de la supernova avanzando en una nube interestelar cuya densidad es gradualmente mayor en la dirección hacia la que avanzan los escombros.
El modelo del viento estelar y la onda de choque arqueada descrito anteriormente, requiere que el remanente de la supernova de Kepler se encuentre a una distancia de más de 23.000 años-luz. En el otro modelo, el gas por el que el remanente se está expandiendo tiene una densidad mayor que la media y la distancia entre el remanente y la Tierra es aproximadamente de entre 16.000 y 20.000 años-luz. Ambas alternativas dan distancias mayores que el valor de 13.000 años-luz usado comúnmente.
En cualquiera de los dos modelos, el espectro de rayos X, es decir, la cantidad de rayos X producidos a diferentes energías, revela la presencia de una gran cantidad de hierro, e indica una explosión más potente que la de una supernova de tipo Ia promedio. Además, para explicar el espectro de rayos X observado en este modelo, debió abrirse una cavidad alrededor de la estrella antes de su explosión. Dicha cavidad, que tendría un diámetro de menos de una décima parte del tamaño actual del remanente, podría haber sido producida por la salida de un flujo denso y rápido desde la superficie de la enana blanca antes de su explosión, como predicen algunos modelos de supernovas de Tipo Ia.
Fuente
Web http://grupogabie.blogspot.com/
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