17/7/14

Perspectivas futuras para misiones tripuladas a asteroides

La exploración humana del cosmos está en una encrucijada. ¿Recaerá exclusivamente en las sondas espaciales la tarea de viajar a otros mundos? Los viajes espaciales tripulados, tal como los presentaba la ciencia-ficción, con seres humanos volando a otros mundos, ¿volverán a incluir destinos más allá de la órbita terrestre como en la gloriosa época pionera de la astronáutica donde gracias a un empuje tecnológico colosal y una voluntad férrea se logró que el Ser Humano pisara la Luna?

Marte es un objetivo largamente acariciado por las agencias espaciales como destino de una misión tripulada, pero su alto costo económico, derivado de la distancia del Planeta Rojo a la Tierra, es una barrera difícil de superar. Sin embargo, podrían surgir otros objetivos inesperados. Algunos asteroides, mundos sin duda también fascinantes por ser en muchos aspectos reliquias de la formación del sistema solar y depositarios de respuestas a muchos misterios de la astrogeología, pasan a veces muy cerca de la Tierra. Aprovechar esas ocasiones para enviar una misión tripulada permitiría explorar en persona otros mundos, y con exigencias técnicas y económicas esencialmente similares a las de los viajes tripulados del programa Apolo a la Luna.

Además, si realmente se pretende hacer un viaje tripulado a Marte, puede ser muy conveniente poner a prueba primero la tecnología necesaria, y esos viajes a asteroides temporalmente cercanos a la Tierra pueden ser oportunidades perfectas.

La mayor parte de los asteroides se halla en el Cinturón Principal de Asteroides, entre las órbitas de Marte y Júpiter, pero existe una población sustancial cuyas órbitas se acercan a la de la Tierra, y aquí reside la ventaja inherente en esta filosofía de viajar a otros mundos pero solo cuando pasen lo bastante cerca de la Tierra.

Todo esto enlaza también con el ambicioso proyecto de la NASA de identificar, capturar y redireccionar un asteroide a una órbita estable alrededor de la Luna en la década del 2020, para que luego unos astronautas puedan visitarlo. Para este proyecto, la NASA está estudiando asteroides candidatos.

Incluso se ha puesto en marcha el sistema denominado NHATS (por las siglas en inglés de Near-earth object Human space flight Accessible Targets Study), desarrollado y mantenido por el Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA, en Greenbelt, Maryland. El sistema NHATS, de manera automática, utiliza algoritmos informáticos especializados para computar las trayectorias de naves espaciales con miras a posibles oportunidades de viajes tripulados de ida y vuelta a asteroides en su época de máxima cercanía a la Tierra. Después de dos años de funcionamiento, el NHATS ha identificado más de 1.200 asteroides que podrían ser el destino para próximas misiones robóticas o humanas. Todos ellos requieren menos tiempo de vuelo y energía para la visita y el regreso que lo necesario para una misión a Marte.

A corto plazo, algunos de ellos, los de menor tamaño, podrían ser candidatos potenciales para la citada misión de atrapar un asteroide y ponerlo en órbita alrededor de la Luna.

Los asteroides tienen una amplia variedad de tamaños, desde aproximadamente el de un coche al de objetos que se parecen a pequeñas lunas de cientos de kilómetros de diámetro. Su gravedad es relativamente débil, lo que los hace aún más interesantes como objetivos para misiones de exploración, ya que no se necesitaría una gran potencia propulsora, ni por tanto mucho combustible, para aterrizar en ellos ni para despegar luego.

Los asteroides pequeños son mucho más numerosos que los grandes; los astrónomos estiman que el espacio próximo a la Tierra contiene probablemente millones de asteroides de unos pocos metros de diámetro medio, casi 16.000 NEAs (asteroides cercanos a la Tierra) de entre 90 y 270 metros, y casi 5.000 NEAs de entre 270 y 900 metros.

Dado que sus órbitas los llevan cerca de la que sigue la Tierra, algunos NEAs son amenazas potenciales de impacto, por lo que visitar asteroides de este tipo y estudiarlos a fondo ofrece la utilidad adicional de obtener información geológica que puede ser crucial para diseñar un modo efectivo de desviar a un asteroide de esta clase que entre en rumbo de colisión con la Tierra.



Fuente


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