Philae, el módulo de aterrizaje de la misión Rosetta que el pasado día 12 de noviembre aterrizó sobre la superficie del cometa 67/P Churyumov Gerasimenko, ha detectado moléculas orgánicas que contienen carbono, el elemento en el que se basa toda la vida de la Tierra.
Se cree que el origen de la vida en la Tierra puede estar en los cometas
Philae envió esta valiosa información poco antes de apagarse debido a la falta de energía de sus baterías. Y aunque aún no está claro si esas moléculas incluyen, también, los compuestos necesarios para formar proteínas, los investigadores aseguran que se trata de un hallazgo de excepcional importancia y en línea con uno de los objetivos principales de la misión: descubrir si los cometas, hace miles de millones de años, «sembraron» nuestro planeta con compuestos orgánicos basados en el carbono y si a partir de ellos la vida pudo surgir y desarrollarse.
Tras 57 horas de intenso trabajo sobre la superficie del 67/P Churyumov Gerasimenko y justo antes de que, el pasado sábado, sus baterías se agotaran por completo, Philae logró transmitir a la Tierra una gran cantidad de datos procedentes de sus varios experimentos científicos. Entre ellos, los del analizador de gases COSAC, que consiguió «olfatear» la atmósfera del cometa nada más aterrizar y detectar las primeras moléculas orgánicas.
Uno de los taladros sí consiguió activarse
Una tarea que debía ser completada sobre el terreno, después de realizar varias perforaciones sobre la superficie del cometa y depositar las muestras en COSAC para su análisis. Al parecer, el taladro SD2, otro de los diez instrumentos con los que está equipado el módulo de descenso de la misión Rosetta, sí logró activarse y taladrar el suelo, aunque no está aún claro si consiguió, y en qué medida, depositar las muestras obtenidas en el instrumento de análisis.
En estos momentos, los científicos analizan los datos disponibles para determinar si, efectivamente, una muestra de suelo fue correctamente depositada y analizada por el cromatógrafo de gases. «Actualmente - explica Fred Goesmann del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar- no tenemos ninguna información sobre la cantidad y el peso de la muestra de suelo».
Suelo más duro que el hielo
Lo que sí se sabe es que otro de los instrumentos, MUPUS, que también debía taladrar la superficie para determinar tanto la densidad como las propiedades térmicas y dinámicas del cometa, no logró su objetivo, y se encontró con que el suelo era mucho más duro de lo esperado. «A pesar de que la potencia del taladro se incrementó gradualmente -explica Tilman Spohn, que lidera el equipo de investigadores del instrumento MUPUS en el Instituto de investigación Planetaria de la agencia espacial alemana (DLR)- no fuímos capaces de profundizar». La intención, de hecho, era colocar un sensor térmico a unos 40 cm. bajo la superficie. Pero no fue posible ni siquiera cuando el taladro fue llevado hasta su máxima potencia.
Spohn admite que, tras atravesar una capa de polvo de entre diez y veinte cm. de grosor, el sensor se topó con un material cuya dureza es similar a la del hielo. «Fue toda una sorpresa - explica el científico-. No esperábamos encontrar un hielo tan duro allí». El investigador dijo también que MUPUS podría volver a utilizarse si, a medida que el cometa se va acercando al Sol, el módulo Philae recibe luz solar suficiente como para recargar sus baterías.
Otros instrumentos de a bordo también han logrado transmitir una gran cantidad de datos e imágenes, que deberán ahora ser procesadas por los investigadores. Con todo, y a pesar de que en estos momentos, ante la falta de energía, todos los sistemas están en reposo, el equipo científico confía en que Philae podrá volver muy pronto a conectar sus sistemas.
Philae despertará en primavera
Stephan Ulamec, gerente del proyecto en la agencia espacial alemana, afirma que «estoy muy seguro de que Philae reanudará el contacto con nosotros y que vamos a ser capaces de operar los instrumentos de nuevo. En el primer lugar de aterrizaje habríamos tenido mejores condiciones de iluminación solar. Ahora estamos un poco en la sombra, y necesitaremos más tiempo para recargar».
Sin embargo, no todo son inconvenientes. De hecho, la actual posición de Philae, en un lugar mucho más sombrío que el previsto (solo tiene dos horas de iluminación solar directa al día en lugar de siete), tiene la ventaja de que el módulo no se sobrecalentará tan rápido cuando el cometa se acerque al Sol. Como hemos informado, el equipo logró girar el módulo de aterrizaje durante la noche del 14 al 15 de noviembre, de forma que el panel solar más grande apunta ahora directamente al astro rey.
Ulamec cree que es probable que durante la primavera de 2015, se consiga comunicar nuevamente con Philae para seguir recibiendo datos. Y durante el verano, podría ser posible incluso que las temperaturas en el cometa permitan a la batería recargarse. «El orbitador continuará con sus sobrevuelos para recibir cualquier señal del módulo de aterrizaje Philae, una vez que despierte de la hibernación», asegura Ulamec.
Mientras, Rosetta, que acompañará al cometa hasta finales de 2015, cuando se acerque al Sol, seguirá proporcionando valiosos datos sobre el P/67 Churyumov Gerasimenko. No hay que olvidar que Philae, el módulo de aterrizaje, solo supone cerca de un 20% de los datos totales que se consigan durante esta histórica misión.
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