3/7/16

La nave Juno cruza la frontera de Júpiter

Ya está en su territorio. La nave espacial Juno de la NASA, en camino hacia Júpiter, donde realizará un arriesgado sobrevuelo el próximo lunes 4 de julio, ha entrado ya en el campo magnético del planeta, que frena el viento solar procedente del Sol.

Los instrumentos científicos a bordo han detectado cambios en las partículas y los campos magnéticos alrededor de la nave, a su paso de un entorno dominado por el viento solar interplanetario a la magnetosfera de Júpiter. Los instrumentos de la sonda indican que el paso se realizó del 24 al 25 de junio.

«La onda de choque es análoga a un 'boom' sónico», describe William Kurth, de la Universidad de Iowa (EE.UU.), científico que sigue uno de los instrumentos de la nave. «El viento solar sopla a una velocidad de alrededor de un millón de millas por hora, y cuando encuentra un obstáculo, hay una turbulencia», explica. El obstáculo es la magnetosfera de Júpiter, que es la estructura más grande del Sistema Solar. «Si la magnetosfera de Júpiter brillara en la luz visible, tendría el doble del tamaño de la Luna llena vista desde la Tierra», explica Kurth. Y esa es la dimensión más corta de la estructura en forma de lágrima; la dimensión que se extiende hacia afuera detrás de Júpiter tiene una longitud de aproximadamente cinco veces la distancia entre la Tierra y el Sol.

Fuera, en el viento solar hace unos días, Juno iba a alta velocidad a través de un entorno que tiene alrededor de una partícula por centímetro cúbico. Una vez que cruzó a la magnetosfera, la densidad era aproximadamente cien veces menor. Se espera que la densidad suba de nuevo, dentro de la magnetosfera, cuando la nave se acerque más a Júpiter. Los movimientos de estas partículas que viajan bajo el control del campo magnético del planeta serán una de las pruebas que Juno examinará en busca de pistas sobre el interior profundo de ese extraño mundo.

«Eslabón perdido»
Si bien estaba previsto que esta transición del viento solar a la magnetosfera se produjera en algún momento en el tiempo, la estructura de la frontera entre estas dos regiones ha resultado ser inesperadamente compleja, con diferentes instrumentos informando de firmas inusuales, tanto antes como después del paso nominal. «Esta frontera inusual será a su vez objeto de investigación científica», dice Barry Mauk, del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins en Laurel, Maryland, responsable del instrumento JEDI, el detector de partículas energéticas del tamaño de una caja de zapatos que viaja a bordo de Juno.

Para Mauk, Júpiter es una especie de «eslabón perdido» entre los entornos espaciales cercanos de planetas como la Tierra, y los sistemas astrofísicos distantes donde los campos magnéticos tienen peso, como las regiones de formación de estrellas en sus etapas tempranas o las regiones de radiación hiper-energética como la Nebulosa del Cangrejo. «Juno no sólo va a ayudar a entender mejor Júpiter, sino que va a ayudar a entender mejor el universo que nos rodea y nuestro lugar en él», señala.



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