8/8/09

Simulaciones cumputacionales y paradoja de Fermi



Simulaciones por computadora revelan que el hecho de que la paradoja de Fermi se cumnpla, pone un límite a la cantidad de civilizaciones extraterrestres inteligentes que estarían explorando el universo.

Si se celebrara en la Tierra un imaginario encuentro de mandatarios de toda la galaxia, la mesa en la que estarían reunidos los representantes de cada civilización extraterrestre no tendría más de diez sillas. ¿Cómo se puede llegar a semejante conclusión? No es ciencia ficción ni una idea disparatada, sino el resultado de un nuevo estudio computacional que ha publicado la revista científica Journal of the British Interplanetary Society.

La investigación se inspira en la famosa paradoja de Fermi, una teoría del físico italiano del mismo nombre que se hace la pregunta del millón: Si en nuestro planeta ha surgido vida inteligente y hay miles de millones de estrellas en la galaxia, también ha podido ocurrir lo mismo en algún otro lugar de la Vía Láctea, ¿por qué ibamos a ser nosotros los privilegiados? Pero, en ese caso, ¿cómo es posible que no hayamos tenido noticia de otras formas de vida inteligente fuera de la Tierra? ¿Dónde está todo el mundo?

Carlos Cotta, profesor del Departamento de Lenguaje y Ciencias de la Computación de la Universidad de Málaga y autor del estudio junto con Álvaro Morales se hace la misma pregunta. «¿Es la vida en la Tierra un evento extraordinario? Cuando se intenta dar respuesta hay explicaciones para todos los gustos, desde la que afirma que estamos solos en el Universo a las que aseguran que ya hemos recibido la visita..., por supuesto explicaciones éstas fuera de la razonable», afirma.

Muchas teorías probabilísticas han intentado responder a la paradoja de Fermi. Como apunta Cotta, «parten de la base de qué pasaría si hubiera una civilización en la galaxia que intentara expandirse, ya que parece razonable que toda forma de vida que ve que su crecimiento está limitado por los recursos disponibles intente buscar otros lugares donde vivir». Todos estos trabajos, entre los que se encuentra uno de Carl Sagan, vienen a concluir que harían falta miles de millones de años para que una civilización pudiera colonizar la galaxia, lo que justificaría que no hayamos recibido emisarios espaciales.

Un estudio anterior al de Cotta y Morales establecía el siguiente escenario: una civilización inteligente, de esas capaces de, como en las películas, plantar un monolito o, algo mucho menos amistoso, demostrar su intención de destruirnos, envía sondas para explorar la vecindad a una décima parte de la velocidad de la luz. Suponiendo que las naves no se estropearan, el cálculo concluía igualmente que hacían falta miles de millones de años para que un mecanismo de este estilo pudiera expandirse por todos los confines galácticos.

Es en este punto en el que arranca el trabajo de Cotta, pero con una perspectiva distinta. Aquí varias civilizaciones avanzadas exploraran la galaxia al mismo tiempo. Si eso ocurriera, quizás una de ellas podría llegar al Sistema Solar, pero el hecho de que aún no tengamos la tarjeta de visita de ninguna establece un límite lógico a cuántas puede haber ahí fuera. Vamos, que si realmente hay alguna no vive exactamente en nuestro mismo barrio.

«Realizamos simulaciones computacionales de cómo se realizaría la expansión de una sonda a partir de un punto de la zona habitable de la galaxia, ya que no todas las estrellas lo permiten: algunas no tienen una vida larga, no son capaces de desarrollar sistemas planetarios o tienen cerca a supernovas que producen efectos destructivos en el entorno», describe Cotta. Desde distintos puntos de esa zona habitable, que tiene aproximadametne diez mil millones de estrellas, partirían nuestros extraterrestres en dos supuestos. Uno que contempla una ventana temporal de cien millones de años -«parece mucho tiempo, pero no lo es tanto si se tiene en cuenta que la galaxia tarda en dar una vuelta sobre su eje 250 millones de años»- y otro que sólo contempla un millón hasta el presente».
Dado que todavía no hemos hecho contacto, en el segundo supuesto, «puede haber hasta cien o mil civilizaciones que aún no nos hallan encontrado»; pero en el primero, más amplio, sólo puede haber «una decena». Muy pocas. Según Cotta, esto reafirma la paradoja de Fermi y apura una explicación física, además de la distancia: «Las condiciones para el surgimiento de vida tecnológica avanzada en la galaxia no eran muy favorables hace cien millones de años, ya que continuamente se producían eventos catastróficos».

Fuente: ABC

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Web: www.grupogabie.blogspot.com

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