Dos equipos internacionales de astrónomos han aprovechado la potencia de ALMA, el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array, para estudiar los chorros emitidos por enormes agujeros negros en los centros de las galaxias y cómo estos afectan su entorno. Éstos lograron obtener las mejores imágenes que se hayan generado del gas molecular que rodea de un agujero negro poco activo y de un inesperado brillo en la base de un potente chorro cercano a un agujero negro distante.
La gran mayoría de las galaxias del Universo tiene un agujero negro supermasivo en su centro —con masas equivalentes a varios miles de millones de veces la del Sol—, incluso nuestra Vía Láctea. Mucho tiempo atrás, estos extraños cuerpos celestes eran muy activos y se engullían enormes cantidades de materia circundante, mientras brillaban con gran intensidad y expulsaban pequeñas cantidades de dicha materia en poderosos chorros. En el Universo actual, la mayoría de los agujeros negros supermasivos es mucho menos activa, sin embargo, la interacción de sus chorros con el entorno sigue influyendo en la evolución de las galaxias.
En el marco de dos nuevas investigaciones publicadas en la revista Astronomy & Astrophysics, se usó ALMA para estudiar los chorros de agujeros negros bien diferentes: un agujero negro cercano y relativamente poco activo en la galaxia NGC 1433, y un objeto muy distante y activo llamado PKS 1830-211.
"ALMA ha revelado una sorprendente estructura espiral en el gas molecular cercano al centro de NGC 1433", indica Françoise Combes del Observatorio de Paris, en Francia, y autora principal del artículo. "Esto explica cómo fluye el material alimenta al agujero negro. Con las detalladas imágenes obtenidas por ALMA se pudo ver por primera vez un chorro de material expulsado por el agujero negro extendiéndose unos 150 años-luz. Es la emanación molecular de este tipo más pequeña que se ha observado a la fecha en otra galaxia".
El hallazgo de esta emanación que está siendo arrastrada junto con el chorro del agujero negro central, muestra cómo estos chorros pueden detener la formación de estrellas y regular el crecimiento de los bulbos centrales de las galaxias.
El segundo equipo, encabezado por Iván Martí-Vidal de la Universidad Chalmers de Tecnología y el Observatorio Espacial de Onsala, en Suecia, también observó un agujero negro supermasivo que tiene un chorro, pero muy distinto. PKS 1830-211 es un agujero negro muy brillante y activo en el Universo temprano. Es un objeto inusual porque su brillante luz atraviesa una galaxia masiva antes de alcanzar la Tierra y es dividida en dos imágenes por un efecto de lente gravitacional.
De vez en cuando, los agujeros negros supermasivos se tragan enormes cantidades de masa, que aumentan la intensidad del chorro y elevan la radiación a altísimos niveles de energía. Ahora, por casualidad, ALMA observó uno de estos eventos en PKS 1830-211.
"La observación con ALMA de este caso de 'indigestión' de un agujero negro fue totalmente casual. Estábamos observando PKS 1830-211 con otro objetivo, y entonces detectamos cambios sutiles de color e intensidad en el lente gravitacional. Tras analizar cuidadosamente este comportamiento inesperado llegamos a la conclusión de que, por un golpe de suerte, habíamos estado observando justo en el momento en que entró materia nueva a la base del chorro del agujero negro", señala Sebastien Muller, coautor del segundo artículo.
El equipo también buscó averiguar si este violento acontecimiento había sido observado con otros telescopios, y para su sorpresa descubrió una señal muy clara de rayos gamma detectada por el satélite Fermi-LAT. El proceso que provocó el incremento de radiación en longitudes de onda larga captadas por ALMA también había aumentado al extremo la luz del chorro y la había elevado a los niveles de energía más altos que puede haber en el Universo.
"Esta es la primera vez que se establece una conexión clara entre los rayos gamma y las ondas de radio submilimétricas partiendo de la misma base del chorro de un agujero negro" agrega Sebastien Muller.
Las dos nuevas observaciones son solo el inicio de las investigaciones de ALMA sobre los mecanismos de los chorros de agujeros negros supermasivos, tanto cercanos como distantes. El equipo de Combes ya está usando ALMA para estudiar otras galaxias activas cercanas, y se espera que el peculiar cuerpo PKS 1830-211 sea objeto de muchas observaciones más con ALMA y otros telescopios.
"Todavía hay mucho por aprender sobre cómo los agujeros negros generan estos enormes chorros energéticos de materia y radiación", concluye Ivan Martí-Vidal. "Pero estos resultados, obtenidos incluso antes de que se completara la construcción de ALMA, muestran que es una herramienta única y muy eficaz para estudiar estos chorros. ¡Los hallazgos recién comienzan!"
Fuente
Web http://grupogabie.blogspot.com/
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