18/5/13
Herschel observa gas caliente cercano al agujero negro del centro de la Vía Láctea
Un equipo internacional, liderado por un investigador del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA), en España, ha encontrado gas molecular caliente que podría estar orbitando o cayendo hacia el agujero negro supermasivo oculto en el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Los datos se han obtenido utilizando observaciones llevadas a cabo con Herschel, el Observatorio Espacial en el infrarrojo lejano de la ESA, y el artículo se publica en la revista Astrophysical Journal Letters del 7 de mayo de 2013.
Nuestro agujero negro supermasivo se encuentra en una región conocida como Sagittarius A* -Sgr A*, por la fuente de radio situada en la misma ubicación-. Tiene una masa de unos 4 millones de veces la de nuestro Sol y se encuentra a unos 26.000 años luz del Sistema Solar.
Incluso a esa distancia, está unos cientos de veces más cerca de la Tierra que cualquier otra galaxia con agujero negro activo en su centro, lo que lo convierte en el laboratorio natural ideal para estudiar el entorno de estos objetos tan enigmáticos.
En el plano de la Vía Láctea, entre nosotros y el centro, hay grandes cantidades de polvo que oscurecen nuestra visión en longitudes de onda visibles. Pero, en longitudes de onda del infrarrojo lejano, es posible penetrar a través del polvo, dando a los científicos de Herschel la oportunidad de estudiar con gran detalle la turbulenta región más recóndita de nuestra galaxia.
Herschel, el Observatorio Espacial de la ESA (Agencia Espacial Europea) ha detectado una gran variedad de moléculas simples en el corazón de la Vía Láctea, incluyendo monóxido de carbono, vapor de agua y cianuro de hidrógeno. Analizando las huellas de estas moléculas, los astrónomos han sido capaces de probar algunas de las propiedades fundamentales del gas interestelar que rodea al agujero negro.
“Herschel ha resuelto la emisión en el infrarrojo lejano situada a tan solo un año luz del agujero negro, haciendo posible, por primera vez en estas longitudes de onda, que pueda separarse la emisión procedente de la cavidad central de la que proviene del denso disco molecular circundante”, afirma Javier Goicoechea, investigador del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA, España), autor principal del artículo que ofrece los resultados.
La mayor sorpresa fue descubrir hasta qué punto se calienta el gas molecular en la región interior de la galaxia. Al menos parte de él alcanza los 1000 ºC, mucho más caliente que las típicas nubes interestelares, que suelen estar solo unas decenas de grados por encima de –273 ºC (el cero absoluto).
Parte del calor proviene de la fuerte radiación ultravioleta lanzada desde un cúmulo de estrellas masivas situadas muy cerca del Centro Galáctico, pero esto por sí solo no es suficiente para explicar las altas temperaturas.
Además de la radiación estelar, el equipo de Goicoechea tiene la hipótesis de que uno de los motivos que contribuye a esas altas temperaturas puede ser la emisión que emana de grandes choques de gas altamente magnetizado en esa región. Este tipo de choques pueden generarse en colisiones entre nubes de gas o que fluyen a grandes velocidades en vientos asociados a estrellas y protoestrellas.
“Las observaciones también son consistentes con corrientes de gas caliente que avanzan a toda velocidad hacia Sgr A*, cayendo hacia el mismo centro de la galaxia”, afirma Goicoechea. “El agujero negro de nuestra galaxia debe estar cocinando su cena justo frente a los ojos de Herschel”.
Justo antes de que el material caiga al agujero negro, se calienta muchísimo y puede generar rayos X de altas energías y fulguraciones de rayos gamma. Actualmente, Sgr A* muestra pocos signos de este tipo de actividad, pero eso puede cambiar pronto.
Utilizando observaciones en el infrarrojo cercano, otros astrónomos han localizado, girando en espiral hacia el agujero negro, una nube compacta de gas de un tamaño equivalente a unas pocas masas de la Tierra. Situada mucho más cerca del agujero negro que el reservorio de gas molecular estudiado por Herschel en este trabajo, será “devorada” antes de que acabe el año.
Varios satélites, incluyendo XMM-Newton e Integral, de la ESA, esperarán el momento para localizar cualquier eructo de altas energías mientras el agujero negro disfruta de su festín.
En palabras de Göran Pilbratt, investigador responsable de ciencia del proyecto Herschel, “el centro de la Vía Láctea es una región compleja, pero con las observaciones de Herschel hemos dado un gran paso adelante en nuestra comprensión de las inmediaciones de un agujero negro supermasivo, lo cual nos impulsará, en última instancia, a mejorar nuestros conocimientos sobre la evolución de la galaxia”.
Fuente
Web http://grupogabie.blogspot.com/
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