En realidad, nadie sabe si el cometa Ison, descubierto hace ahora un año por científicos rusos, se convertirá en diciembre en uno de los más espectaculares de la historia, tan brillante como la Luna llena e incluso visible en pleno día si se confirman las mejores previsiones, o será en cambio un completo fiasco. A los astrónomos no les queda más remedio que seguir su trayectoria y esperar -los cometas son impredecibles, dicen-, pero mientras la roca cruza el espacio puede darnos algunas pistas de si de verdad cumplirá como se le presupone. De momento, va por buen camino. Las predicciones más pesimistas señalaban que Ison ya corría grave peligro de desintegrase en su actual fase de acercamiento al Sol, pero el telescopio espacial Hubble de la NASA ha obtenido una nueva imagen del cometa en la que su núcleo helado permanece intacto. Y esa es una fantástica señal.
En la imagen, el núcleo sólido del cometa sigue de una sola pieza. Si se hubiera desintegrado, probablemente el Hubble habría detectado la evidencia de múltiples fragmentos. Por otra parte, la coma o la cabeza que rodea el núcleo es «simétrica y suave», según indica el Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial en Baltimore, Maryland (EE.UU.). Probablemente, este no sería el caso si las agrupaciones de pequeños fragmentos volaran a su alrededor. Además, un chorro de polvo que apareció por primera vez en las imágenes del Hubble tomadas el pasado mes de abril ya no es visible y se puede haber desactivado.
Un regalo de Navidad
Cuando fue fotografiado, el cometa, procedente de la Nube de Oort, un depósito de rocas congeladas situado a miles de millones de kilómetros del Sol, estaba dentro de la órbita de Marte y a 284 millones de km de la Tierra. Hará su máxima aproximación al Sol el 28 de noviembre: pasará a 1.100 millones de km a una velocidad de 425.000 km/h. Ese será el momento clave, en el que seguramente saldremos de dudas de qué tipo de roca nos espera. Entonces se producirá el mayor estallido de actividad en su superficie. Si el cometa no se disuelve o fragmenta se verá enormemente brillante.
Y si es que sobrevive, los expertos esperan que la roca haga su máximo acercamiento a nuestro planeta el 26 de diciembre, a una distancia de unos 64 millones de kilómetros. Ison podría convertirse en el «cometa del siglo» y eclipsar a todos los demás cometas brillantes que hemos visto en el pasado, pero eso todavía está por verse. Sería un bonito regalo de Navidad. Pueden hacer sus apuestas.
Fuente
Web http://grupogabie.blogspot.com/
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