Una nueva investigación publicada en la revista 'The International Journal of Astrobiology' sugiere que los componentes básicos de la vida, las moléculas prebióticas, podrían haberse formado en las atmósferas de los planetas.
Antes de que existiera la vida tal como la conocemos, existían solo moléculas. Después de muchas transformaciones aparentemente improbables estas moléculas sufrieron una magnífica transición: se convirtieron en sofisticados sistemas con capacidad de reproducirse, de transmitir información y de impulsar reacciones químicas.
Pero hasta hace poco los procesos que conducen a esta transición habían sido un misterio más de la ciencia.
Una nueva investigación sugiere que los componentes básicos de la vida, las moléculas prebióticas, pueden formarse en las atmósferas de los planetas, donde el polvo les proporciona una plataforma segura para ello, y además diversas reacciones con el plasma que los rodea proporcionan la energía necesaria para crear la vida, informa Universe Today.
"Si la formación de la vida es como un rompecabezas, un puzle grande y complicado, me gusta imaginar las moléculas prebióticas como algunas de las piezas de este puzle", dijo el profesor Andrews Craig Stark, cuyo estudio está publicado en la revista 'The International Journal of Astrobiology'. "Juntando las piezas que forman las estructuras biológicas más complejas obtenemos una imagen más clara y reconocible. Cuando todas las piezas estan en su lugar, el resultado de este cuadro es la vida", explicó.
"Las moléculas se forman en la superficie de polvo mediante una adsorción de los átomos y las moléculas de gas que lo rodean", explicó Stark. "Si se dispone de los ingredientes apropiados para hacer un compuesto molecular particular y las condiciones son adecuadas, el resultado está garantizado".
Por "condiciones" Stark entiende el segundo actor necesario: la energía. Las moléculas simples que pueblan la galaxia son relativamente estables y son incapaces de formar nuevos elementos sin una cantidad increíble de energía. Por esta misma razón se piensa que la vida pudo haberse formado durante la caída de rayos y erupciones volcánicas.
Es por ello que Stark y sus colegas han dedicado su atención a las atmósferas de exoplanetas, donde el polvo está inmerso en un plasma lleno de iones positivos y electrones negativos. Aquí las interacciones electrostáticas de las partículas de polvo con el plasma pueden proporcionar la energía necesaria para formar compuestos prebióticos.
Los autores del estudio demostraron que incluso con temperaturas de plasma modestas hay una suficiente cantidad de energía para formar la molécula de glicina prebiótica. Las temperaturas más altas también pueden permitir reacciones más complejas y por lo tanto moléculas prebióticas más intrincadas.
En otras palabras, el modelo que ofreció el equipo de Stark demuestra un camino viable para la formación de una molécula prebiótica, y por lo tanto la vida, en condiciones aparentemente comunes.
Fuente
Web http://grupogabie.blogspot.com/
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