La nave Rosetta se despierta tras casi mil días de hibernación en el espacio

Llegó el momento de que suene el despertador muy lejos de la Tierra. Este mismo lunes, día 20 de enero, la nave Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA) se despertará tras unos larguísimos 957 días en hibernación en el espacio profundo. La sonda está en camino hacia el pequeño cometa Churyumov–Gerasimenko, de tan solo 4 km de longitud. Cuando lo alcance, a finales de año, liberará un módulo llamado Philae, que realizará la proeza de aterrizar sobre su helada superficie para obtener tanta información de la misma como sea posible.

Desde su lanzamiento desde el Puerto Espacial Europeo en Kourou, en la Guayana Francesa, el 2 de Marzo de 2004, Rosetta ha viajado hasta a unos 800 millones de kilómetros del Sol, acercándose a la órbita de Júpiter, sobrevolando la Tierra tres veces y Marte una vez, y aproximándose a dos asteroides (Steins y Lutetia).

Durante el tramo de máximo alejamiento de su viaje la nave fue puesta en modo hibernación. La sonda orientó sus paneles solares hacia el Sol para recibir toda la energía posible y comenzó a rotar lentamente sobre su propio eje para mantener la estabilidad. Ahora, a medida que se adentra en el Sistema Solar interior, ha llegado el momento de que Rosetta se desperece y pueda prepararse para el encuentro con la roca. El despertador interno de la nave está puesto a las 11.00 hora peninsular española, y la primera señal no se espera para antes de las 18.30.

Sujeto con tornillos y arpones
En este momento, Rosetta se encuentra a unos 9 millones de km de su objetivo. A medida que se acerque, se encenderán y comprobarán los once instrumentos científicos de la sonda y los diez del módulo de aterrizaje. Las primeras imágenes del cometa se recibirán en mayo. La nave medirá la masa, la forma y el campo gravitatorio del cometa, realizará un análisis de su atmósfera cargada de polvo y cartografiará su superficie en busca del mejor lugar de aterrizaje.

Será precisamente el aterrizaje el momento más emocionante, una delicada maniobra que requerirá de tornillos y arpones para poder posarse en un objeto tan pequeño y con una gravedad despreciable. Entonces comenzará la fase más emocionante de la investigación científica, con el estudio in situ de la composición del hielo y de la materia orgánica que componen el núcleo del cometa.



Fuente


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