18/6/14

Los primeros datos científicos de Rosetta ya han empezado a llegar a ESAC

Este verano se producirá un encuentro celeste que miles de personas, en su mayoría europeas, llevan décadas preparando. La nave Rosetta, de la Agencia Espacial Europea (ESA), llegará por fin a la órbita del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, tras más de diez años de viaje por el espacio interplanetario. En ESAC, el Centro Europeo de Astronomía Espacial de la ESA en Villanueva de la Cañada, Madrid (España), un equipo internacional de 25 científicos e ingenieros ha empezado a recibir ya los primeros datos.

Rosetta fue lanzada en marzo de 2004 con el objetivo de convertirse en la primera nave que orbita y aterriza en un cometa. Es ahora cuando empezará a obtener los resultados para los que fue específicamente diseñada.

“Los cometas están hechos del mismo material del que se formaron los planetas, pero sin procesar, así que estudiando los cometas se puede aprender mucho sobre cómo se formó el sistema solar”, ha explicado Michael Küppers, del Centro de Operaciones Científicas de Rosetta (RSGS), en ESAC, donde se celebra esta semana un encuentro entre los responsables de los 11 instrumentos científicos de Rosetta y del módulo que aterrizará en el cometa –llamado Philae-.

Estos instrumentos y la propia nave han permanecido en hibernación durante gran parte del viaje de Rosetta. El pasado enero todos los sistemas se reactivaron de forma automática, de cara al comienzo del estudio del cometa este verano.

Küppers y su colega Laurence O'Rourke, coordinadores de las operaciones científicas de Rosetta, han explicado esta mañana que el equipo de 25 científicos e ingenieros que integran el RSGS, en ESAC, ha sido clave para poner en marcha los instrumentos tras el despertar de la nave, al ocuparse de comprobar que funcionan correctamente.

“Hemos empezado a recibir los primeros datos científicos de los instrumentos en marzo y abril ”, ha explicado O'Rourke. “Todo está funcionando según lo previsto”.

Las observaciones de Rosetta han revelado, por ejemplo, que el cometa ya ha entrado en actividad -a medida que un cometa se aproxima al Sol el calor hace que se sublime el material helado que lo compone, generando la estela de gas y polvo característica de estos objetos, la coma.

67P/Churyumov-Gerasimenko está ahora a unos 600 millones de kilómetros del Sol, y Rosetta ha fotografiado su coma incipiente, que debe medir unos 1300 kilómetros.

El equipo de Rosetta en ESAC lleva a cabo ahora una labor fundamental: planificar la agenda de observaciones científicas de los instrumentos y la orientación de la nave. Para ello ejerce de centro coordinador de los requisitos y peticiones de los equipos de los instrumentos, distribuidos por numerosos centros en Europa y Estados Unidos.

“Es una labor delicada porque no es fácil encajar las condiciones de todos los instrumentos”, señala Küppers. “Por ejemplo los instrumentos que estudian el gas del cometa necesitan centrarse en el núcleo, pero los espectrógrafos quieren ver también la coma”.

El equipo de ESAC envía la planificación de la orientación del satélite para las observaciones al centro de operaciones de la misión en ESOC -el Centro Europeo de Operaciones Espaciales de la ESA en Darmstadt, Alemania- con ocho semanas de antelación, y los comandos finales para los instrumentos, con una semana de antelación.

Una vez realizadas las observaciones, los datos científicos son recogidos por las antenas de espacio profundo que siguen a Rosetta -entre ellas la de Cebreros, en Ávila-, que están conectadas a ESOC. Desde ahí los datos científicos son enviados a ESAC.

“En ESAC comprobamos que los datos tienen la calidad adecuada”, explica O'Rourke, “y que las observaciones que hemos planificado han sido ejecutadas correctamente. En el caso muy excepcional de que no haya sido así, coordinamos con el equipo del instrumento la repetición de la observación”.

Una de las partes más complejas de la misión tiene que ver con la definición de la trayectoria de vuelo de Rosetta, tarea en que también participa ESAC.

Cuando Rosetta llegue al cometa, el próximo agosto, primero debe sobrevolarlo y después orbitarlo, siguiendo trayectorias definidas por el equipo en ESOC. Sin embargo, la definición de las trayectorias de vuelo que deberá seguir Rosetta después del aterrizaje de la sonda Philae, en noviembre de este año, corresponde a en gran medida al equipo en ESAC.

Ya se están analizando en ESAC las trayectorias previstas para finales de 2014 y principios de 2015, que llegado el momento deberán ajustarse en función del grado de actividad del cometa.

Como explica Küppers, “la cantidad de gas y su orientación afecta a los instrumentos, por eso debemos planificar con cuidado. Por ahora estamos trabajando en dos tipos de trayectorias, con alta actividad y con baja”.

Philae será lanzada después de que Rosetta haya mapeado la superficie del cometa. La operación será un hito en la misión y en la historia de la exploración planetaria, puesto que nunca se ha intentado algo así. Durante los meses posteriores Rosetta seguirá al cometa a lo largo de su viaje, registrando todos sus cambios a medida que se calienta. Ninguna otra misión espacial ha hecho jamás nada parecido. El máximo acercamiento al Sol se producirá en agosto de 2015.

El principal objetivo de Rosetta es ayudar a entender el origen y la evolución del Sistema Solar. En particular, Rosetta investigará el papel que pueden haber jugado los cometas a la hora de traer el agua a la Tierra, y quizá incluso la vida.


Fuente


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