En junio de 1961 el presidente John F. Kennedy escribió a su homólogo Nikita Kruschov una misiva en la que se podía leer: «Estimado Secretario General (...) la señora Kennedy y yo estamos especialmente agradecidos por Pushinka. Su vuelo desde la URSS a EEUU no fue tan dramático como el viaje de su madre, aunque sí que fue un viaje largo, lo soportó bien».
Pushinka fue un regalo del mandatario ruso a Caroline, una de las hijas del presidente estadounidense, en un gesto de buena voluntad. La madre de Pushinka, como ahora veremos, fue una perra callejera de «altos vuelos».
Los perros que conquistaron el espacio
Todo el mundo conoce a la perra rusa Laika, el animal más famoso del programa espacial ya que se convirtió en el primer ser vivo en orbitar la Tierra en una cápsula artificial, pero la pobre no regresó para contarlo.
Mejor suerte tuvieron dos perros callejeros rusos que además de orbitar nuestro planeta retornaron sanos y salvos. Se llamaban Belka (Blanquita) y Strelka (Flechita), y su aventura sucedió en 1960. Una de los descendientes de Strelka fue Pushinka (Peludita), la perrita de los Kennedy.
Al igual que todos los cánidos cosmonautas estos dos animales no superaban los seis kilos de peso y tenían un aspecto verdaderamente entrañable.
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