La sonda china Chang’e-3 alunizó como estaba previsto el 14 de diciembre, y su robot de seis ruedas, Yutu, se halla ya moviéndose sobre la superficie lunar. La difícil maniobra, que nadie había intentado desde hace 37 años, se llevó a cabo con completa precisión, y fue retransmitida por televisión a todo el mundo.
La sonda, que llegó a la órbita lunar el 6 de diciembre, permaneció girando a su alrededor hasta el día del descenso. Durante ese período, transformó su órbita inicial circular de 100 Km de altitud, llevándola a una elíptica de 15 por 100 Km, el 10 de diciembre. El punto más bajo de dicha órbita (perilunio) sobrevolaría el 14 de diciembre la región seleccionada para el alunizaje, en el Mare Imbrium. Así pues, a las 12:59 UTC de dicho día, al paso por el citado perilunio, el vehículo encendió su motor en el sentido contrario de la marcha, permitiendo frenar y dirigirse hacia la superficie.
Durante el descenso, la Chang’e-3 envió imágenes que permitieron apreciar la cercanía cada vez mayor del suelo lunar. También utilizó, en el último tramo, instrumental para certificar que la zona de llegada era razonablemente llana y libre de rocas. A unos 100 metros, flotó en busca del lugar apropiado. Por fin, a unos 4 metros de altitud, apagó su motor para evitar que su acción levantara polvo, el cual podría haberse depositado en los paneles solares y otros instrumentos. Equipada con cuatro patas con amortiguadores telescópicos, la sonda cayó a la superficie en vuelo libre, aterrizando sin dificultades y enviando una primera imagen del suelo. Eran las 13:11 UTC, y el punto de alunizaje, una zona situada en las coordenadas 19,51 grados Oeste, 44,12 grados Norte.
Tras la lógica euforia de la maniobra, el vehículo inició una etapa de comprobación de sus sistemas, y abrió sus paneles solares, que se habían cerrado para evitar que se dañaran en el impacto. Ello también permitió despejar el camino al robot Yutu, el cual, horas después, fue liberado de su posición y avanzó a través de unas rampas que lo llevaron hasta el suelo. A las 20:35 UTC, el vehículo de seis ruedas tocaba el polvo lunar, una operación que fue seguida gracias a las fotografías enviadas por la nave madre.
Durante los próximos días, tanto uno como el otro iniciarán sus operaciones puramente científicas. La misión Chang’e-3 dispone de un radar para observar el subsuelo, cámaras, instrumentos diversos e incluso un telescopio. La sonda de descenso deberá funcionar durante al menos un año. En cambio, el robot Yutu tiene una vida útil de unos 3 meses, y se moverá por la zona de alunizaje, guiado desde la Tierra. Sin embargo, ambos deberán soportar, durante ese período, varias noches lunares. Cada noche lunar sigue al día lunar, y dura dos semanas, durante las cuales los vehículos serán colocados en hibernación debido al frío. Ambos disponen de sistemas que calentarán su delicada instrumentación electrónica durante ese tiempo.
Mucho tiempo ha pasado (casi cuatro décadas) desde el último alunizaje. Por tanto, los científicos esperan grandes avances en los resultados, gracias a la sensibilidad de los modernos instrumentos. Además, se enviarán imágenes de gran calidad, permitiendo ver la superficie lunar como nunca antes, incluso en 3D.
Se espera que en próximos días, la sonda de la NASA LRO intente fotografiar a la pareja en la superficie (y con ello confirmar más exactamente su posición). La colaboración internacional también se ha hecho patente con la ayuda de la ESA, que utilizó sus antenas de espacio profundo en Australia y Madrid para recibir las señales del alunizaje.
Si, como todo parece indicar, la misión será un éxito, los ingenieros chinos estarán en buena disposición para el próximo paso de su programa lunar, que incluye la captura de muestras de la superficie y su envío a la Tierra.
Fuente
Web http://grupogabie.blogspot.com/
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